Garras de Astracán nos hace reír al mismo tiempo que nos obliga a reflexionar. Un libro muy ameno, pero no por eso menos duro.
De la mano de Imperia Raventós, protagonista del libro, consultora de imagen, y Miranda Boronat, autodenominada su mejor amiga, conoceremos a una ecléctica y delirante galería de personajes que responden a los mandatos de la vida en la sociedad actual. Cirugías, estafas millonarias, ambigüedades sexuales, la decadencia de la alta sociedad, la frivolidad, cine, televisión, ópera, cocina, decoración, psicoanális (de la mano de una psicoanalista trastornada: Beba Boticcelli), el glamour, fiestas y entierros, la soledad, el desamor, los amores interesados y el amor verdadero, sí, el amor verdadero.
Todo eso está en el libro, y mucho más, relatado con una prosa brillante que no decae en ningún momento y un ritmo narrativo vertiginoso, tan vertiginoso como la vida en las ciudades que el libro describe. A medida que la historia avanza, las máscaras irán cayendo. Cerca del final, lo único que tienen los protagonistas de la historia para defenderse de los ataques externos será a ellos mismos, para lo que deberán asumir cada aspecto de su vida, los que conocen de sí mismos y los que no. Menos Miranda Boronat, por supuesto, que no está dispuesta a asumir prácticamente nada que no aparezca en las revistas. La historia se enrosca sobre sí misma como una serpiente, y da varios giros y vueltas de tuerca inesperados. Un libro imprescindible y para leer sin prejuicios.
De la mano de Imperia Raventós, protagonista del libro, consultora de imagen, y Miranda Boronat, autodenominada su mejor amiga, conoceremos a una ecléctica y delirante galería de personajes que responden a los mandatos de la vida en la sociedad actual. Cirugías, estafas millonarias, ambigüedades sexuales, la decadencia de la alta sociedad, la frivolidad, cine, televisión, ópera, cocina, decoración, psicoanális (de la mano de una psicoanalista trastornada: Beba Boticcelli), el glamour, fiestas y entierros, la soledad, el desamor, los amores interesados y el amor verdadero, sí, el amor verdadero.
Todo eso está en el libro, y mucho más, relatado con una prosa brillante que no decae en ningún momento y un ritmo narrativo vertiginoso, tan vertiginoso como la vida en las ciudades que el libro describe. A medida que la historia avanza, las máscaras irán cayendo. Cerca del final, lo único que tienen los protagonistas de la historia para defenderse de los ataques externos será a ellos mismos, para lo que deberán asumir cada aspecto de su vida, los que conocen de sí mismos y los que no. Menos Miranda Boronat, por supuesto, que no está dispuesta a asumir prácticamente nada que no aparezca en las revistas. La historia se enrosca sobre sí misma como una serpiente, y da varios giros y vueltas de tuerca inesperados. Un libro imprescindible y para leer sin prejuicios.
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